La balanza comercial agroalimentaria de México registró un superávit de 5,311 millones de dólares en el primer semestre de 2023, impulsado por las exportaciones históricas, no vistas en poco más de tres décadas, informó este domingo la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Esta cifra significó un aumento anual de 8.19% en comparación con el mismo periodo de 2022, una diferencia positiva de 402 millones de dólares.
La Sader detalló que las exportaciones agroalimentarias del país ascendieron a 27,511 millones de dólares, un 5.38% más respecto del periodo enero-junio de 2022, siendo la cifra más alta en los últimos 31 años.
A su vez, las importaciones sumaron 22,200 millones de dólares en los primeros seis meses del año, con lo cual la balanza agroalimentaria mexicana del primer semestre del año mantiene superávit por noveno año consecutivo.
Con respecto a la balanza agropecuaria y pesquera entre enero y junio de 2023, la Sader reportó un saldo positivo de 1,316 millones de dólares, es decir, un incremento anual de 2.32%, empujada por las exportaciones que totalizaron 12,325 millones de dólares en el mismo periodo.
Por su parte, la balanza comercial agroindustrial observó un superávit de 3,995 millones de dólares, un incremento de 10.28%, respecto a los primeros seis meses de 2022.
En este rubro, las exportaciones de productos agroindustriales registraron 15,186 millones de dólares, un 6.3 % superior a la referencia de 2022.
La Secretaría de Agricultura subrayó que las hortalizas (21%), bebidas (22%) y frutas (19%) fueron los principales grupos de exportación, al concentrar el 62% de los productos comercializados en el exterior.
El sector de mayor dinamismo en estos primeros seis meses del año fue el de preparaciones de cereales o leche, con una variación positiva anual de 20.8.
Bebidas alcohólicas como la cerveza, el tequila y el mezcal se inscribieron entre los productos con mayor valor económico, seguidos del jitomate, y fresas y frambuesas.
Además, las ventas al exterior con mayor crecimiento correspondieron al aceite de soya, ganado bovino en pie, manteca, grasa y aceite de cacao, preparaciones de café, té o yerba mate, y pastas alimenticias.
A ellos se sumó la levadura, sopas, potajes o caldos, productos de panadería, coles frescas o refrigeradas, y jitomate.
Fuente: Forbes
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