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El reto de aprender a vivir con el COVID-19 en la industria cárnica



El 12 de diciembre de 2019, se detectó el primer caso de, hoy conocido como, COVID-19 en la ciudad china de Wuhán. En ese y los posteriores casos confirmados en el gigante asiático, según informó el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en su sitio web), las personas presentaron síntomas diferentes tales como una fiebre alta (que superó los 37ºC) y dificultad respiratoria. Solo semanas después, este virus se propagó aceleradamente alrededor del mundo, resultando no solo en casos de contagios y fallecidos, sino también en numerosas restricciones a las actividades comerciales y empresariales, turismo interno y externo y la vida cotidiana en sí. Uno de los países más afectados por la pandemia fue y sigue siendo EE.UU. que hoy tiene más de 64 millones de casos de COVID-19 y más de 846.000 fallecidos. Si bien los casos incrementan significativamente todos los días en el país norteamericano, según dijeron analistas de CoBank en un informe, la economía muestra señales muy positivas. Ejemplo de ello es que la tasa de desempleo está ahora por debajo del 4% y los consumidores están gastando con más frecuencia, señaló. Desafíos de la variante omicron

Un desafío inesperado fue la presencia de la variante Omicron, que se detectó por primera vez en los EE.UU. a fines de noviembre de 2021 en una persona que viajó a Sudáfrica en las semanas anteriores. Ahora, según el CDC, esta nueva variante ha provocado casi el 98,3% de los casos de COVID-19 en EE.UU., aumentando el número de pacientes hospitalizados y también aquellos en unidades de cuidados intensivos. A pesar de estas circunstancias, el Presidente Joe Biden anunció en una reciente conferencia de prensa que no implementará una cuarentena en todo el territorio nacional, tal como ocurrió en marzo de 2020. Sin embargo, numerosas dificultades surgirán por esta nueva variante. El mayor riesgo económico resulta de los millones de americanos infectados con el virus y que no podrán regresar a sus lugares de trabajo y, por la falta de mano de obra, sus ausencias obstaculizarán el flujo logístico en las cadenas de suministro, dijo CoBank. El impacto variará según el producto alimenticio, pero, en general, será menos severo que durante el inicio de la pandemia del COVID-19, según el informe. "Los riesgos económicos de las nuevas variantes permanecerán durante el 2022", dijo Dan Kowalski, vicepresidente de la división Knowledge Exchange de CoBank. "Pero, los estadounidenses están haciendo cada vez más las paces con la idea de que el virus, de alguna forma, estará con nosotros durante meses o años, y debemos encontrar una manera de vivir más normalmente con él. Este cambio de mentalidad eliminará el riesgo de la economía hasta cierto punto", agregó. Vuelven los trabajos

A fines de diciembre de 2021, EE.UU. recuperó el 84% de los empleos que perdieron desde que comenzó la pandemia, lo que equivale a un déficit de 3,6 millones de trabajadores menos ante principios de 2020, señaló. La perspectiva de la cadena de suministro ha mejorado debido a un mayor número de personas que se desempeñan en los sectores de almacenamiento y transporte, en donde el gobierno de EE.UU. agregó 800.000 puestos de trabajo El mercado ahora anticipa un cambio radical en la política monetaria y ha comenzado un endurecimiento de las condiciones financieras, dijo CoBank. Producción de proteínas animales

La producción de proteína animal de EE.UU. aumentó durante el cuarto trimestre de 2021, pero los suministros siguen bajo presión debido a la demanda. La producción de carne roja y blanca estableció un récord de noviembre con más de 4 millones de toneladas métricas (TM), un 3,5% más que el año anterior. Las importaciones chinas de proteína animal han desacelerado significativamente desde sus picos récord de junio hasta agosto del año pasado. Para los productores estadounidenses, ha bajado la dependencia de China para la carne de ave y cerdo, mientras que las oportunidades para la carne bovina siguen siendo muy prometedoras. De acuerdo con CoBank, la creciente afinidad de los consumidores chinos por la proteína roja de EE.UU. ha contribuido al optimismo de los productores de ese país.


Fuente: CarneTec.com

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